AUTORRETRATO LINGÜÍSTICO
Por Cristina Amodia Bravo
Vivo en la zona norte de nuestra Península,
concretamente en Cantabria, y siempre he sido monolingüista, es decir, solamente
hablo mi lengua materna, el español.
Aun cuando mi abuela materna es asturiana y mi abuela paterna
desciende de países sudamericanos, ni ellas ni ningún otro miembro de mi familia
cercana habla otro idioma u otra
forma dialectal diferente de la mía, por lo que siempre he hablado el
castellano que se da en Cantabria sin tener contacto familiar con otras lenguas
distintas.
A los "cantabreses y cantabresas", como
gente de fuera de Cantabria me ha llegado a llamar, se nos dice que somos muy leístas,
loístas y laístas. Realmente no creo que nos enteremos al hablar de que
comentemos tales errores gramaticales. Yo no digo "¿La has visto?"
refiriéndome a una persona, ni tampoco “¡No le trates así de mal!" refiriéndome
a un objeto, pero admito que muchas personas de mi entorno si lo hacen. También
dicen que los Cántabros hablamos cantando, afirmación que nunca he llegado a
comprender a pesar de que varias personas me han dicho que tengo un fuerte
acento cántabro.
Los dos últimos años he estado en el IES las Llamas, en Santander, pero vivo en Somo y toda mi vida he estudiado con
los mismos compañeros con los que me he criado. Ese centro, para mí el mejor
“cole" del mundo del cual sólo tengo buenos recuerdos, se llama Nuestra Señora de Latas. Allí conviví con todo tipo de lenguas. Por una
parte, como algunos de mis compañeros
descendían de familias ganaderas parte de ellos hablaban un cántabro cerrado. Además,
tenía muchos compañeros extranjeros que venían de diferentes partes del mundo.
Siempre me acordaré de aquellos últimos dos años de primaria donde había más
compañeros de fuera que de aquí: una brasileña que sabía portugués y español,
un moldavo que prácticamente aprendió de cero nuestro idioma, un rumano que
vivía desde pequeño con nosotros, un compañero de República Dominicana, una
chilena con un fuerte acento sudamericano, dos rumanas que tenían dificultades
para aprender nuestro idioma, otro rumano, una cubana que vino al empezar
primaria, un colombiano y otros dos sudamericanos de los cuales no me acuerdo cuál
era su país de procedencia. Con todos ellos, sin darme cuenta aprendí un poco
la cultura y de las lenguas de cada uno. También, desde que era pequeña, he
sido muy amiga de una niña llamada Beatriz. Esa niña, para mi Bea, es bilingüe
desde que nació sabiendo tanto inglés como español. Gracias a ella pude
apreciar el verdadero acento americano en lugar del de nuestros profesores, de
los cuales no me puedo quejar. Aunque desde hace casi un año que no tengo
contacto con ella, le sigo estando agradecida de que me enseñase otra faceta de
ese fantástico idioma que es el inglés.
En ese gran e “ilustrísimamente genialoso” colegio de
Latas también aprendí francés. Es de los pocos colegios en los que en quinto y
sexto de primaria se aprende este idioma. La verdad es que en clases no
aprendimos nada más allá de los números y los colores pero nos llevaron de
viaje de fin de curso a Francia. Ese viaje que todavía recuerdo como si fuese
ayer. Todos los años, Es tradición llevar a los alumnos de último curso una
semana a un pueblo hermanado desde hace años con el centro llamado Bignoux. En
aquel lugar me acerqué un poco a la
lengua por parte de mi familia de acogida. De la que más aprendí fue de una
niña de apenas 7 añitos de la que nunca sabré si se llamaba "Jeane",
"Jean" o de otra forma diferente. Me acuerdo de que en ese momento
estaba ocurriendo el terremoto de Lorca en Murcia y que lo vimos en las
noticias, noticias en francés, y nosotras, mi compañera y yo nos estábamos
comiendo la cabeza para poder decir en francés:"¿poder nosotras ir al
parque con amigos?".
Ahora, 6 años después de empezar a aprender esta
lengua, sigo sin saber mucho más allá de los números y los colores pero todavía
no me he dado por vencida con ella.
En lo referente a las lenguas de la Península nunca,
lo que se dice nunca he tenido ni el más mínimo contacto con el catalán. En
cambio sí he conocido otras lenguas que conviven en nuestra Península: he estado muchas veces con asturianos y tengo
una compañera en tiro con arco que tanto su marido como ella viven allí;
también he estado en contacto con varios gallegos ; también pase un tiempo en Extremadura(ya sé
que es un dialecto), conviviendo con extremeños y vascos; pude conocer el euskera gracias a una amiga de
la infancia con la que pasaba los veranos y que era de allí y por último
gracias a orientación, actividad deportiva que ya he dejado, conocí a personas
de todos los puntos de España.
Debido a mis hobbies conozco un poco la lengua
japonesa y la cultura oriental puesto que adoro a ambas y me encanta tanto ver animación japonesa como
escuchar música tanto coreana como japonesa.
Con relación a la a esta cultura, me gusta en mi
tiempo libre leer sus "mangas” (supondré que el que lo lea sabrá qué son).
No me acuerdo en que punto empezó a gustar tanto leerlos que dejé de conformarme con tan sólo leer sino que
también me animé a meterme en un "fansub". Estos son grupos de
personas que se dedican a traducir, corregir, limpiar y editar mangas para que
la gente pueda leerlos libremente por internet. De este modo me metí al mundo
de la corrección de textos, textos traducidos en su mayoría por gente
sudamericana de la cual más tarde me hice amiga conociendo así que tan
diferentes pueden llegar a ser los acentos entre unos países de habla española y otros. Un tiempo más tarde dentro de este
"fansub" me atreví a meterme al mundo de la traducción, aprendiendo
un montón de vocabulario y escritura inglesa.
Para mí la lengua es cultura ya sea español, japonés,
francés, inglés, chino o alemán, y a lo largo de los pocos años que llevo
pisando esta tierra he podido apreciar un trocito de varias de ellas. Ahora
estoy aprendiendo francés en la escuela e inglés tanto dentro como fuera de clase.
Aunque me estoy centrando más en aprender
el inglés para que me sirva de lengua auxiliar para abrir puertas para mi
futuro, nunca he olvidado ni nunca olvidaré que la lengua que más disfruto
seguir aprendiendo y conociendo cada día un poquito más es mi lengua materna,
el español.
Siempre estaré eternamente agradecida a mis padres por
haberme enseñado desde niña lo maravilloso que es leer y cómo se puede conocer
una lengua leyendo.
En este sentido me gusta ser un poco egoísta y no me conformaré con limitarme a conocer las
lenguas de mi entorno, quiero expandir fronteras y aprender de todo y todos
tanto como pueda.
Me he enrollado un poco bastante n,uU