jueves, 2 de octubre de 2014

AUTORRETRATO LINGÜÍSTICO

AUTORRETRATO LINGÜÍSTICO
Por Cristina Amodia Bravo

Vivo en la zona norte de nuestra Península, concretamente en Cantabria, y siempre he sido monolingüista, es decir, solamente hablo mi lengua materna, el español.

Aun cuando mi abuela materna es asturiana y mi abuela paterna desciende de países sudamericanos, ni ellas ni ningún otro miembro de mi familia cercana  habla  otro idioma u otra forma dialectal diferente de la mía, por lo que siempre he hablado el castellano que se da en Cantabria sin tener contacto familiar con otras lenguas distintas.

A los "cantabreses y cantabresas", como gente de fuera de Cantabria me ha llegado a llamar, se nos dice que somos muy leístas, loístas y laístas. Realmente no creo que nos enteremos al hablar de que comentemos tales errores gramaticales. Yo no digo "¿La has visto?" refiriéndome a una persona, ni tampoco “¡No le trates así de mal!" refiriéndome a un objeto, pero admito que muchas personas de mi entorno si lo hacen. También dicen que los Cántabros hablamos cantando, afirmación que nunca he llegado a comprender a pesar de que varias personas me han dicho que tengo un fuerte acento cántabro.

Los dos últimos años he estado en el IES  las Llamas, en Santander, pero  vivo en Somo y toda mi vida he estudiado con los mismos compañeros con los que me he criado. Ese centro, para mí el mejor “cole" del mundo del cual sólo tengo buenos recuerdos, se llama  Nuestra Señora de Latas.  Allí conviví con todo tipo de lenguas. Por una parte, como algunos  de mis compañeros descendían de familias ganaderas parte de ellos hablaban un cántabro cerrado. Además, tenía muchos compañeros extranjeros que venían de diferentes partes del mundo. Siempre me acordaré de aquellos últimos dos años de primaria donde había más compañeros de fuera que de aquí: una brasileña que sabía portugués y español, un moldavo que prácticamente aprendió de cero nuestro idioma, un rumano que vivía desde pequeño con nosotros, un compañero de República Dominicana, una chilena con un fuerte acento sudamericano, dos rumanas que tenían dificultades para aprender nuestro idioma, otro rumano, una cubana que vino al empezar primaria, un colombiano y otros dos sudamericanos de los cuales no me acuerdo cuál era su país de procedencia. Con todos ellos, sin darme cuenta aprendí un poco la cultura y de las lenguas de cada uno. También, desde que era pequeña, he sido muy amiga de una niña llamada Beatriz. Esa niña, para mi Bea, es bilingüe desde que nació sabiendo tanto inglés como español. Gracias a ella pude apreciar el verdadero acento americano en lugar del de nuestros profesores, de los cuales no me puedo quejar. Aunque desde hace casi un año que no tengo contacto con ella, le sigo estando agradecida de que me enseñase otra faceta de ese fantástico idioma que es el inglés.

En ese gran e “ilustrísimamente genialoso” colegio de Latas también aprendí francés. Es de los pocos colegios en los que en quinto y sexto de primaria se aprende este idioma. La verdad es que en clases no aprendimos nada más allá de los números y los colores pero nos llevaron de viaje de fin de curso a Francia. Ese viaje que todavía recuerdo como si fuese ayer. Todos los años, Es tradición llevar a los alumnos de último curso una semana a un pueblo hermanado desde hace años con el centro llamado Bignoux. En aquel lugar  me acerqué un poco a la lengua por parte de mi familia de acogida. De la que más aprendí fue de una niña de apenas 7 añitos de la que nunca sabré si se llamaba "Jeane", "Jean" o de otra forma diferente. Me acuerdo de que en ese momento estaba ocurriendo el terremoto de Lorca en Murcia y que lo vimos en las noticias, noticias en francés, y nosotras, mi compañera y yo nos estábamos comiendo la cabeza para poder decir en francés:"¿poder nosotras ir al parque con amigos?".

Ahora, 6 años después de empezar a aprender esta lengua, sigo sin saber mucho más allá de los números y los colores pero todavía no me he dado por vencida con ella.

En lo referente a las lenguas de la Península nunca, lo que se dice nunca he tenido ni el más mínimo contacto con el catalán. En cambio sí he conocido otras lenguas que conviven en nuestra Península:  he estado muchas veces con asturianos y tengo una compañera en tiro con arco que tanto su marido como ella viven allí; también he estado en contacto con varios gallegos ;  también pase un tiempo en Extremadura(ya sé que es un dialecto), conviviendo con extremeños y vascos;  pude conocer el euskera gracias a una amiga de la infancia con la que pasaba los veranos y que era de allí y por último gracias a orientación, actividad deportiva que ya he dejado, conocí a personas de todos los puntos de España.

Debido a mis hobbies conozco un poco la lengua japonesa y la cultura oriental puesto que adoro a ambas  y me encanta tanto ver animación japonesa como escuchar música tanto coreana como japonesa. 

Con relación a la a esta cultura, me gusta en mi tiempo libre leer sus "mangas” (supondré que el que lo lea sabrá qué son). No me acuerdo en que punto empezó a gustar tanto leerlos que  dejé de conformarme con tan sólo leer sino que también me animé a meterme en un "fansub". Estos son grupos de personas que se dedican a traducir, corregir, limpiar y editar mangas para que la gente pueda leerlos libremente por internet. De este modo me metí al mundo de la corrección de textos, textos traducidos en su mayoría por gente sudamericana de la cual más tarde me hice amiga conociendo así que tan diferentes pueden llegar a ser los acentos entre unos países de habla española  y otros. Un tiempo más tarde dentro de este "fansub" me atreví a meterme al mundo de la traducción, aprendiendo un montón de vocabulario y escritura inglesa.

Para mí la lengua es cultura ya sea español, japonés, francés,  inglés, chino o alemán, y a lo largo de los pocos años que llevo pisando esta tierra he podido apreciar un trocito de varias de ellas. Ahora estoy aprendiendo francés en la escuela e inglés tanto dentro como fuera de clase. Aunque  me estoy centrando más en aprender el inglés para que me sirva de lengua auxiliar para abrir puertas para mi futuro, nunca he olvidado ni nunca olvidaré que la lengua que más disfruto seguir aprendiendo y conociendo cada día un poquito más es mi lengua materna, el español.

Siempre estaré eternamente agradecida a mis padres por haberme enseñado desde niña lo maravilloso que es leer y cómo se puede conocer una lengua leyendo.
En este sentido me gusta ser un poco egoísta y  no me conformaré con limitarme a conocer las lenguas de mi entorno, quiero expandir fronteras y aprender de todo y todos tanto como pueda.

Me he enrollado un poco bastante n,uU